Al Otro lado


 Palabras Feria Internacional del Libro 2023


Por Salma Henao



Primero quiero agradecer a la Cámara Colombiana del Libro y a la Feria Internacional del Libro de Bogotá por abrir espacios para autores y autoras como yo que de otro modo no llegaríamos a escenarios como este. También agradecer a la Asociación de Literatura de Boyacá en cabeza de Elizabeth Córdoba, poeta y escritora, por la gestión que hacen con la literatura de autores independientes y desconocidos del departamento y del país. Y a la Secretaría de Cultura del Departamento de Boyacá por apoyar la iniciativa. 


Ahora bien sobre “Al otro lado” puedo decir que es un poemario que fue escrito sin pensar un para qué, no tuvo una intención preconcebida, no quise hablar de nada, ni de nadie en particular; solo fui recogiendo las palabras y colocándolas en el papel durante años. Recogiendo experiencias y sentimientos de diferentes lugares de mí misma y de otros, hasta completar lo que hoy es el poemario. 


Cuando ya escrito y publicado lo he tenido en mis manos con una lectura ya no de escritora, ni de correctora o crítica, sino de lectora he comprendido que el poemario encarna una poética de los sobrevivientes. En antropología hablamos mucho del otro, de la otredad como espacio de exclusión, incluso Simone De Beauvoir nos nombra a las mujeres como el segundo sexo, el otro, ese que no es el primero. Sin embargo, me parece que al leer el poemario ese “otro lado” es una esperanza. La esperanza del sobreviviente que anhela que haya un “otro lugar” en el cual pueda existir sin el yugo de la violencia; no solo de las violencias físicas, sino también las emocionales, las verbales, la del narcisista pasivo agresivo que daña sin siquiera mirarte, con el silencio, con la ausencia, con la anulación. 


 Al otro lado, es un lugar donde existir sin el dolor de lo sufrido, un espacio donde el sobreviviente puede nombrarse libre, íntegro. Cuando se es sobreviviente un espacio de dos metros cuadrados donde no se siente miedo, dolor, tristeza, inadecuación es un otro lado lleno de esperanza, de potencial para la vida. 


Es un libro realmente pequeño uno podría pensar que lo que se resguarda allí es poco y dudar de su valor, sin embargo, para un o una sobreviviente es un oasis, un saber posible ese “otro lado” donde la vida no es solo el dolor de estar vivo. Es tener la certeza de que hay un “otro lado” donde la existencia tiene sentido.


 Este pequeño objeto contiene los registros de unas luchas antiguas que en algún momento parecieron eternas, pero que finalmente se desvanecen dando paso a los días soleados y a los lluviosos también. Porque cuando se habita cotidianamente en ese limbo que es el dolor, la vida te pasa imperceptible, es un vacío constante que se autodestruye incansablemente hasta volverte insensible a todo. Respiras pero no estás vivo, porque estarlo solo duele, con un dolor que no tiene fin, ni principio. Un torturante estado de inadecuación que esparces al mundo sin darte cuenta que tú eres el mundo.                    


El otro lado de un o una sobreviviente está lleno de nuevas visiones sobre las cosas, de denuncias, de demandas, de límites, de sueños cumplidos, de palabras dichas y de hechos, pero sobre todo de sentido, de carne y hueso, de existencia y verdad. Y es tremendamente valioso. 


El o la  sobreviviente, como lo dice el prólogo, lucha con la insistencia en el dolor porque pasar al otro lado es haber aceptado que en aquel espacio que nos había dado todo lo que habíamos creído que era la vida, la vida nos dolía, que no era un lugar sano y que la vida puede estar más allá de eso que aceptamos como única posibilidad, la vida puede estar lejos del sufrimiento al que nos habíamos acostumbrado junto a aquellos con quienes nos habituamos a hacernos daño. Es haber soltado muchos lazos que pensábamos que nos sostenían pero que nos negábamos a aceptar que también nos mantenían amordazados. 


“Al otro lado” es haber forjado con lágrimas, dolor y soledad las herramientas necesarias para reconstruirse procurando en el intento no romperlo todo, no terminar destrozado y sin esperanza. Es el ejercicio meticuloso del arqueólogo que brocha en mano está dispuesto a rescatar del pasado todo aquello cuanto pueda dar valor al presente y entregar a la transformación orgánica todo lo que ya no puede ser más que nutrientes en forma de experiencia adquirida. 


Estar al otro lado es haber tomado con la pinza minuciosa del autoconocimiento lo que de la experiencia es aprendizaje. Sin buscar culpas o culpables, aún teniendo la certeza de que los ha habido y que incluso entre la maraña emocional muchas veces hemos sido nuestro propio verdugo, sometiendonos al dolor de no soltar lo que creíamos propio, incapaces de entender que nunca lo ha sido, incapaces de aceptar que al único lugar al que algunas vez podremos pertenecer es a nosotros mismos. Pero cuánto duele. 


Entonces mirarte un día y descubrir después de todo el dolor se ha ido, sentir que ya no duele y que estás vivo. Que finalmente luego de una oscuridad que parecía interminable, la luz entra en el alma, que la herida se ha hecho cicatriz, que nada ha sido en vano y sentir la humedad en tu mejilla, que tus labios se curvan hacia arriba. Ese es el triunfo poético que acompaña en la meta al sobreviviente.   


El sobreviviente es un transeúnte de este mundo que tuvo el coraje de  enfrentarse sobre todo a sus propios miedos, tuvo el valor y la cabeza fría para ir más allá de ellos. La poética del sobreviviente es reconocerse en el dolor, desear con todas las células de su piel que haya un “otro lado” y que allí más allá de ese horror exista algo por lo que valga la pena permanecer, que de ese lado se encuentre todo cuanto da sentido la existencia. 


Quisiera agradecer a la editorial Fallidos Editores por haber considerado mi manuscrito para su publicación dentro del marco de la convocatoria 2022, con ellos se hizo un trabajo revisión y diseño para llegar al libro que hoy puedo compartir con los lectores. Estoy segura que si la escritura de este texto ha servido a alguien es a mí misma, para sanar y para reafirmar, con toda la certeza, que necesitamos persistir en un feminismo que se ocupe de promover el autoconocimiento y el autocuidado como banderas para la liberación de los yugos de un sistema patriarcal que nos hace esclavos a mujeres y hombres por igual.     


    

Por último quisiera agradecer a mis hijos y a mi esposo que son mi certeza absoluta de que ese “otra lado” existe y compartir con ustedes algunos poemas del libro y en particular un poema que escribí para mi madre, aprovechando que hoy inicia el mes de las madres, a manera de homenaje y agradecimiento ya que sin ella mi vida no habría sido posible, el texto que era una sorpresa saldrá publicado en la revista KOMUYA del club de lectores Grammata en su edición de mayo con motivo de las madres. 





Árbol de la vida


                                                                                                                A mi madre Clara Elisa

                                                                                                                          por Salma Henao


Alma inocente, 

alma sabia, 

alma compasiva. 


Nos educamos juntas 

amarradas del ombligo

porque al nacer yo 

las dos eramos niñas. 

Flor y semilla. 


Alma niña, 

alma adulta, 

alma compasiva. 


Piel canela 

suave y tibia. 


Soy sus ojos,

su voz, su canto,

su criterio. 

Sus amores,

sus embelecos. 


Soy sus nombres,

sus ancestros, 

su descendencia, 

                                sus silencios…



Bailo porque he sentido su ritmo, 

canto porque he escuchado su canto, 

escribo porque sé de su saber,

amo porque ella ha amado

y rabio porque ella rabia. 


De ella soy carne, 

aliento y alma. 

De ese vientre alfarero, 

de ese amasijo de historias 

soy raíz de raíz,

tronco de ramas, 

hojas al viento 

                              árbol de vida,  vida que baila.


mi madre es una niña curiosa y sorprendida,

una mujer obediente y decidida,

una adulta sabia y compasiva.


Gracias a ella por el vientre que fue nido,

                                          

      por el abrazo 

                            que es aliento, 

                                                    gracias a los dioses por su vida …

                                                                                                           que es la mía.     

      


 

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