Cuarto mandamiento: honrar el linaje
Fotografía El móvil
Andrés Henao Minca, Colombia 2014
Provengo de un linaje de mujeres excepcionales. Mujeres que cuando les dieron el molde lo desarmaron meticulosamente y usaron las piezas para hacerse una vida. Ese tipo de mujeres por las que hoy podemos decir cosas como "y ella se salvo a sí misma".
A su paso fueron dejando también unos moldes y una metodología para desarmarlos, imponiéndose sobre ellas mismas nos dieron pautas a muchas y muchos que las seguíamos de cerca y de lejos.
Mujeres de una excepcional calidad de entrega a sus proyectos, a sus creencias y propósitos. Estas mujeres con una mano construyeron sus propios caminos intelectuales y profesionales, sus castillos cargando ellas mismas los ladrillos, rediseñando y creyendo. Con trabajo incansable y honesto haciendo uso extraordinario de sus capacidades intelectuales y humanas.
Con la otra mano hicieron su mejor esfuerzo para criar familias que llevaran en sus corazones semillas de bondad, humildad y perseverancia.
De esa generación, de ese linaje he aprendido a ser una mujer que no se mira menos, que estudia para aprender, que pregunta para entender, que habla para comunicar, que observa sin juzgar, que se reconoce en el error y no teme replantear, que respeta y ama. Gracias a ellas he entendido que ser mujer es un hermoso privilegio. Que estar en este cuerpo del mundo llamado mujer es sin duda muchas veces más sencillo habiendo tenido estas grandes maestras. Ellas son todo lo que he tenido y lo único que he necesitado. Sus historias, sus pasos, sus aciertos, sus errores, su sabiduría, sus pecados. Yo jamás hubiera sido sin ellas.
Valientes gladiadoras de quienes he aprendido a campear la vida.
A mi abuela en el cielo todos los honores.
A mi madre mi eterno respeto y gratitud.
A mis hermanas sororidad.
Salma Henao
08 marzo 2023
Tunja, Boyacá. Colombia
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