Vamos siempre tarde 

como si nunca 

quisiéramos llegar a la muerte. 


Como si la vida nos hiciera una broma;

tomándonos de la parte de atrás

de la camiseta, 

nos atrapa, no nos deja avanzar. 


Forcejeamos, buscamos ir a otro ritmo,

en el tiempo de los todopoderosos, del mercado,  

 pero nos rendimos, 

nos damos por vencidos. 

Jugamos con ella. 


Estamos vivos, reímos 

los pájaros cantan

entre el estruendo de la ciudad 

ruidosa y dormida. 


Ya no sabemos si nadie entiende 

o si nadie quiere entender. 

Nos damos el lujo de estar vivos.


Abrazamos los minutos 

los sonidos, las palabras, los sabores 

que se detienen en las manos,

en los ojos de los seres que amamos 

del ser que somos 

y sonreímos agradecidos. 


Las lágrimas, los gritos y los lamentos 

nada aportan a la tristeza del mundo.        

                     

Salma Henao

Tunja, 18 de octubre de 2023

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