Con "Atención plena"

Hace unos días se estrenó en Colombia la película Intensamente dos (Inside out 2). La habíamos esperado con mucha  expectativa, gran error, ya que parece que las cosas que deseamos con mayor intensidad resultan ser siempre menos increíbles cuando finalmente llegan. O quizá ya estoy demasiado curtida para continuar creando expectativas sobre películas de dibujos animados. En todo caso, siempre será para los niños y niñas una experiencia significativa ver animaciones en pantalla gigante con un sonido tan fuerte que no da lugar a distracción. Nos divertimos. 

Sin embargo, quiero hacer algunas apreciaciones acerca del evento. Primero me pareció muy lindo ver durante toda la semana filas de niños desfilando camino al centro comercial, en principio no daba con el motivo de tal hecho aislado, la ciudad entre semana está reservada a otro tipo de habitantes. Luego até cabos y entendí, es hermoso ver estos pequeños ciudadanos circular la ciudad con sus hermosas caras de asombro, en momentos inesperados. 

Con respecto a la película me encantaron las ilustraciones, cosa que Pixar hace siempre genial. Mi favorita Vergüenza es una hermosa vergüenza como la mayoría de las que solemos pasar en la infancia, tontas e insignificantes que nos parecen gigantes,hermosa. 

Hay dos partes que llamaron mi atención en lo que podría ser el arco dramático de la historia: una cuando durante el ataque de pánico que padece la protagonista Riely, causado por ansiedad en el tablero central, es la compañera a quién ella ha golpeado para lograr los "objetivos fijados" por la ansiedad quién la llama desde afuera, en la vida tiendo a pensar que esa compañera somos nosotros mismos, logrando reconocer las faltas que nos han llevado a vernos de manera imperdonable. 

Es la nobleza de la compañera (de nosotros mismos), la empatía de esa niña que no resiente el golpe, lo que hace la escena y da el giro de la historia, lo que rescata a la protagonista de la crisis y la pone nuevamente sobre la cancha de juego. Entonces viene lo realmente bello, no de la película que no logra capturar el hecho, porque no es la alegría quien toma el control en la vida real, como sucede en la historia. 

La imagen muestra una Riely que se da a sí misma atención, lo que sucede allí no es una "alegría al control" como lo muestra la película, es una ausencia de emociones y un epifánico momento de atención plena, en el cual la niña se entrega al presente (que como todos los momentos de la vida es único) y recupera la sensación de plenitud que la mantiene regresando una y otra vez sobre sus patines de hockey (una cámara lenta en primer plano sobre los patines, y un sonido vívido de las cuchillas contra el hielo, muy bien pensada). 

En la película es Alegría quien está en control del tablero central, y bueno, es una película de Disney. En la vida somos en realidad nosotros mismos los llamados a ser empáticos, autocríticos y asertivos sobre hacia dónde nos dirigimos con nuestras decisiones cotidianas.   

Lo otro que me parece muy relevante y que la película trata de insinuar, quizá, pero no desarrolla es la demanda colosal que se hace hoy en día a los niños, niñas y adolescentes en esta sociedad del consumo salvaje: debes ser esto, y lo otro y lo de más allá, debe ser todo lo que se supone que se espera, y también aquello que es considerado importante, debe ser bueno en lógica, hacer deporte con éxito, ganar medallas, debe comer bien, ser popular, tener amigos, ser buen estudiante, debe desarrollar las habilidades necesarias para tener un futuro exitoso y ser popular para no estar solo, jamás ser un "perdedor" bajo ninguna circunstancia, lo que implica que no tiene derecho a equivocarse y que es vergonzoso cometer errores ― ¿Cómo se aprende entonces? ― Y así una infinita lista de deberes y ocupaciones que solo escribirlas ya me está causando mareo.

Y eso es lo que les hacemos a nuestros niños hoy, y lo que nos hemos hecho a nosotros mismos, lo llamamos educación de "excelencia" y lo justificamos en un futuro que nosotros mismos no hemos llegado a tocar y que existe solo en el verso capitalista donde "el pobre es pobre porque quiere" y si trabajamos duro un día todos podemos llegar a  comer caviar, mientras jugamos golf en el club con nuestro propio Porsche, porque nos hacen creer que eso es la alegría.  Y si el chico o la chica no parece dar la talla, lo llamamos síndrome y lo medicamos.  

La ansiedad no es, pues, una emoción del ser humano, es una respuesta creada por nuestro sistema biológico para responder a la sobre demanda del mercado, híper planificar, sobre pensar para evitar la caída del estándar esperado es ansiedad, es una alerta de sobrecarga en el sistema y la no atención adecuada, es decir, empática y afectuosa de nuestros temores es lo que la causa, el exceso de esta deriva en ataques de pánico, depresión, ideación suicida. Eso es lo que el "mercado de la educación" le está ofreciendo a nuestros hijos, una carnicería y nosotros, que ya hemos pasado por allí, insistimos en matarnos para pagar por ello.   

Los invito a darse una pasada por el cine y ver como toda la ideación caótica que lleva a Riely a su ataque de pánico no es más que un cúmulo de expectativas creadas por el entorno. Al que se supone siempre debemos enfrentar con Alegría, volviendo a esta un tirano, en vez de interrogar críticamente con atención. Al final, resulta que en la vida real nada es tan vital como nos lo venden, nada excepto ese momento de epifanía que nos hace volver una y otra vez sobre aquello que nos entrega a la vida en sus formas más simples, íntimas e intransferibles, más allá de las demandas externas.                      


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